Paz y solidaridad en Nicaragua

24 de Enero de 2019

Aurora Vargas*

Los días 10 y 11 de enero de 2019 se reunieron delegaciones de distintos  países, con las cuales estuvieron representadas tres continentes, América, Europa y Asia para asistir al IV Foro de Amor, Paz y Solidaridad con Nicaragua.

En él concluimos que, los países no deben sacar conclusiones precipitadas. Los antecedentes históricos son claros, EEUU ha intervenido en Nicaragua desde la segunda mitad del siglo XIX,  en pleno auge del colonialismo imperial los norteamericanos buscaron vías para la construcción de un canal interoceánico (el cual terminaron construyendo en Panamá). En ese afán imperial y expansivo es que terminó instalado en Nicaragua, durante 44 años, una de las peores dictaduras en y la única dinastía que haya conocido el continente.

El propio instinto de supervivencia y dignidad humana es lo que gesta la lucha del sandinismo. Desde los albores del triunfo de la Revolución popular Sandinista y liberado el país de Somoza; cada una de las acciones revolucionarias tiene un signo inequívoco que responde al interés general. Las mujeres, los niños, los jóvenes, los trabajadores y los sectores populares  cuentan hoy  con una atención preferente en las políticas sociales que el Frente  ha venido  implementado.

Los intereses geopolíticos  de los EEUU siempre son adversos a la autodeterminación de los pueblos; en especial a cualquier modelo que logre éxitos sociales y económicos fuera de su tutelaje.  Es de todos conocidos el financiamiento ilegal, a través de la venta de droga y armas de una cruel guerra por medio de la Contra, dicha guerra se saldó con más de 30,000 muertes. Luego, durante casi veinte años de gobierno neoliberal, se eliminó toda gestión del sector público de todas las esferas de la vida, la económica y la social, hundiendo al pueblo nicaragüense en la miseria, sin llegar a proveer incluso suministros básicos como agua y luz.

El cambio a un gobierno Sandinista en el año 2007 ha supuesto la reducción de  la pobreza a la mitad, la mayor reducción del índice de  pobreza extrema en la Región Centroamericana,  el Gobierno Sandinista logró alcanzar varios de  los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU entre ellos la reducción de la desnutrición a la mitad. Es el único país de la región que produce el 90% de todos los alimentos que se consume, que ha logrado erradicar el analfabetismo, construir una extensa red sanitaria básica gratuita y un sistema educativo con dignidad. Nicaragua es el país con mayor seguridad ciudadana de América central  y el segundo de Latinoamérica, cuenta además con el nivel más alto de igualdad de género en las Américas (Informe Mundial sobre Brecha de Género 2017-2018 del Foro Económico Mundial/Ginebra). A pesar que la región centroamericana se encuentra el paso obligado del  mayor tráfico de drogas del planeta; Nicaragua con una inversión inferior en materia de seguridad al de todos los países vecinos, ha logrado el mayor éxito para el freno a los carteles de la droga y el crimen organizado.

Mientras, el imperialismo sigue adelante con la aplicación del plan “Rumsfeld-Cebrowski” en su versión latinoamericana a través del Comando Sur.  Ahora  trata de destruir los Estados en los países de la Cuenca del Caribe sin importar que sean adversarios o no de los EEUU, dentro de esta estrategia el principal objetivo son  Cuba, Venezuela y Nicaragua, según el consejero estadounidense de seguridad nacional John Bolton.

Bajo esta óptica injerencista se larva el intento fallido del golpe de estado en Nicaragua, el cual culmina con los acontecimientos violentos del 18 de abril de 2018, perpetrado por parte de la cúpula de la iglesia católica, distintas organizaciones financiadas por la USAID (United Satates Agency for International Development, filial del Departamento de Estado, creada para reforzar la política exterior estadounidense) y parte de la oligarquía;  todos ellos conjurados para derrocar de forma violenta al Gobierno del presidente Daniel Ortega, mismo que fue elegido por más del 70% del voto. EUA sigue el mismo modelo de intervención,  utiliza las mismas herramientas de guerra que en Siria, Libia o Venezuela, generando conflictos internos perfectamente diseñados para desestabilizar la normal convivencia.

Los conocidos como “tranques de la muerte”, tuvo como objetivos materiales las escuelas, las principales vías de tránsito, impidiendo el paso de mercancías, ambulancias y otros transportes fundamentales, las comisarías de policía, ayuntamientos, edificios públicos y lugares emblemáticos, con el agravante de la persecución política a los simpatizantes del gobierno, la pérdida de vidas humanas, la tortura y asesinato de policías y líderes del FSLN. Todo esto ha  provocado pérdidas por valor de más de 160 millones de dólares y un saldo de más de un centenar de vidas humanas.

 

Ha hecho uso de otras armas de guerra de tercera o cuarta generación, consistentes en crear opinión a través del uso del libelo infamatorio por medios que virulentamente se extienden con rapidez; redes sociales, agencias de información y medios de difusión masiva, dan forma a campañas mediáticas que nada tienen ver con la realidad para allanar el terreno de cara a la opinión pública internacional y de esa manera justificar una intervención militar.

Tras el golpe fallido, para el Gobierno Sandinista del Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo la prioridad ha sido el restablecimiento de la Paz, creando la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz en Nicaragua, que tras su creación inició contactos con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y publicó un informe preliminar para esclarecer los hechos del 18 de abril y los siguientes días que sucedieron del año 2018, promoviendo la cultura del diálogo a través de asambleas populares de reconciliación periódicas, y sobre todo, concibiendo la paz como garante de los Derechos Humanos para todo el pueblo de Nicaragua que, constituida como política de estado permite consolidar su proyecto de Gobierno; el cual  no puede entenderse sin la unidad en la base social y una disciplinada organización fuertemente implantada en todos los rincones del país.

Lejos de interrumpirlos, se han mantenido,  desarrollado y promocionado los programas en educación, sanidad, convivencia, educación en valores comunitarios, ecologismo, deporte, integración, igualdad, respeto a la pluralidad, cultura, atención a la infancia. Todos ellos con solvencia, alta eficacia y fácilmente comprobables,  dirigidos a la población más vulnerable. Esto ha supuesto el mejor homenaje que la Nicaragua Sandinista puede hacerle a sus 40 años de Revolución.

¡NO PUDIERON, NI PODRÁN!

 

*Internacionalista española, responsable de Antiimperialismo y Paz del PCA, Presidenta de la Plataforma de Solidaridad con Nicaragua y el FSLN, Activista en Derechos Humanos.

Categorías: Internacional

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