El General del Ejército Popular Juan Hernández Sarabia

6 de Julio de 2020

Hoy traigo aquí, la breve biografía de un militar fiel a la Repúblicas, no tuvo afiliación comunista, sin embargo, durante su dilatada carrera promueve el reclutamiento de voluntarios que derivará en la creación del Ejército Popular, nuestro camarada Antonio Cordón García, en su momento y como capitán de artillería formará parte de su Estado Mayor y será un fiel colaborador, el general Juan Hernández Sarabia encabeza el ataque en la Batalla del Ebro y organiza la defensa de Cataluña.


Pese a no ser comunista, merece un espacio en la Web del Partido Comunista de Almería por su lealtad al Frente Popular y al Gobierno de la Segunda República.


El general Juan Hernández Sarabia es, probablemente, uno de los más destacados oficiales del Ejército de la Segunda República, fue el organizador junto con el camarada Antonio Cordón García de organizar el Ejército Popular durante la Guerra Civil española, y, además uno de los principales apoyos con los que contaba Manuel Azaña Díaz dentro del colectivo de militares, desde tiempos en que Azaña es ministro de la guerra hasta su exilio en Francia y siempre se mantendrá al lado del líder republicano.


Juan Hernández Sarabia nace en Ledesma (Salamanca) en 1880, a los 18 años ingresa en la Academia de Artillería de Toledo, en la que adquiere fama de buen estudiante y hombre honesto, combatiendo en Marruecos donde destaca como oficial, ascendiendo al rango de comandante, pero sus ideas republicanas, que expone públicamente, originan su persecución por parte del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, lo que le obliga a exiliarse en Portugal.


Con el advenimiento de la República, Hernández Sarabia regresa a España, donde contacta con Manuel Azaña Díaz y la izquierda moderada y cuando Azaña ocupa el Ministerio de la Guerra, lo nombra su ayudante y, en 1933, es ascendido a teniente coronel. Tras el triunfo de las derechas en noviembre de ese mismo año, solicita el pase a la reserva y desaparece de la vida pública, sin embargo, con el triunfo del Frente Popular se reincorpora al Ejército y, una vez  proclamado Azaña Presidente de la República, se convierte en su secretario particular.


Al día siguiente del levantamiento miliar en Marruecos, el ya coronel Hernández Sarabia, se reúne en el Ministerio de la Guerra, en Madrid, con otros mandos militares leales a la República y en ese encuentro es nombrado subsecretario de Guerra. Secundado por Ignacio Hidalgo de Cisneros y José Martín Blázquez, entre otros, dirige la ocupación de puestos de mando y centros de comunicaciones, estableciendo un mínimo de orden dentro del caos de los primeros días de sublevación, ordenando detener a varios militares contrarios a la República o de lealtad dudosa.


El 6 de agosto de 1936, y ante los graves problemas psíquicos que la Guerra Civil le ocasionan al Ministro de la Guerra, el general de infantería Luis Castelló Pantoja, siendo el general Hernández Sarabia el que le sustituye en el departamento. El primer problema estratégico al que se enfrenta es el avance de las tropas marroquíes por Extremadura, pero, sobre todo, tiene que hacer frente a la falta de hombres en el ejército, que resuelve provisionalmente con la formación de batallones de voluntarios comandados por militares profesionales, que darán lugar al denominado Ejército Popular. Hernández Sarabia y su equipo coordinan el reparto de armas y municiones a las milicias, reclutan oficiales y organizan la intendencia, formando un embrión de Estado Mayor a la espera de constituir un Ejército estatal regular.


Hay que tener en cuenta que crear un Ejército de la nada es una tarea demasiado ardua para un solo hombre y Hernández Sarabia, agotado es relevado en septiembre de 1936 por el jefe de Gobierno, Francisco Largo Caballero. Una vez repuesto de la destitución, se le asigna el mando de una columna en el frente de Córdoba. En abril de 1937, Francisco Largo Caballero le encarga concentrar tropas cerca de Ciudad Real para un eventual ataque sobre Extremadura, sin embargo, la operación se verá finalmente frustrada.
En julio de 1937 dirige la artillería republicana en Brunete, tras lo cual se hace cargo del Ejército del Levante, en octubre, el ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto Tuero, encarga a Hernández Sarabia preparar la ofensiva sobre Teruel y con cerca de 100.000 soldados del Ejército Popular con todas las municiones y artillería disponibles, se lanza al ataque en medio de una fuerte nevada que cae sobre la capital del bajo Aragón en la mañana del 15 de diciembre, sorprendiendo a las fuerzas fascistas y golpistas y forzándoles a suspender el asalto que tenían planeado sobre Madrid.


El éxito le sonríe a los cuerpos de Ejército 13º y 19º, que forman el Ejército de Levante, que dirige Hernández Sarabia, avanzando poco a poco hasta la conquista de Teruel el 8 de enero. Esta victoria le vale el ascenso a general.
Comandantes del Ejército Popular que intervienen:


Vicente Rojo Lluch; Juan Hernández Sarabia; Leopoldo Menéndez López; Juan Ibarrola Orueta; Enrique Fernández de Heredia y Gastañaga; Enrique Líster Forján; Valentín González González, ‘El Campesino’ y Karol Waclaw Swierczewshi, ‘General Walter’.
Tras la victoria épica ante las tropas golpistas y fascistas, el general Vicente Rojo se ausente del frente y le entrega el mando de la ciudad a Hernández Sarabia, sin embargo, el criminal de guerra y genocida Franco, tras recuperar sus tropas fascistas, lanza a los cuerpos de ejército de Galicia y Castilla a la reconquista de Teruel, y el día 14, ambos contingentes atacan al Ejército Popular y las tropas de Hernández Sarabia aguantan la ofensiva, después de libara intensos combates, el asalto de los golpistas y fascistas queda cancelado finalmente el 22 de enero, logrando Hernández Sarabia esta parada gracias a un fuerte contraataque sobre las líneas de abastecimiento de los fascistas y golpistas, a cargo de la 27ª División.


Los ataques se suceden entre los días 25 y 29 de enero, y pese a finalizar sin haber logrado su objetivo, consiguen paralizar al cuerpo de ejército fascista de Galicia y descubrir los puntos débiles del ejército fascista del norte. El avance inicial llega hasta las poblaciones de Singra y Cabezo Bajo, dominando así la carretera de Zaragoza a Teruel, aunque el contra golpe del general golpista y traidor Antonio Aranda Mata les obligó a detenerse. El éxito inicial de la ofensiva del general Hernández Sarabia se desvanece en febrero, cuando los cuerpos de ejército fascistas marroquí y de Galicia ataquen en Teruel y en el Alfambra y el frente republicano se desplome, sin que su ejército de Levante tenga tiempo de reaccionar.


Con la reestructuración del Ejército Popular, iniciada el 30 de abril de 1938, en la región catalana comienza a actuar el Grupo de Ejército de la Región  Oriental, dirigido por Hernández Sarabia y a su cargo tendrá también al ejército de Este y al del Ebro, aparte de la defensa de Costas, así al frente del GERO, encabeza el ataque que dará origen a la batalla del Ebro el día 25 de julio de 1938.


El general Juan Hernández Sarabia es el mando militar directo de las fuerzas de Perea y Modesto, jefes de los ejércitos del Este y del Ebro, y sobre él recaen algunas alabanzas en los momentos victoriosos de la ofensiva; y gran parte de las críticas por el desastre final. A título personal debe escribir aquí lo siguiente: la derrota en cualquier ámbito de la vida es siempre huérfana, a la victoria se apuntará cualquiera.


Tras la batalla del Ebro, organizará la defensa de Cataluña con los restos de su grupo de ejércitos, y lo hará con un armamento precario, como ejemplo de ello el ejército del Ebro contará con 600 fusiles y 4 ametralladoras y unas tropas cada vez más desorganizadas, es incapaz de detener a los fascistas golpistas y cuando se queja de la escases de sus medios, es relevado del mando por sus superiores-
Tras la caída de Cataluña marcha a Francia acompañando a su amigo personal Manuel Azaña Díaz y se establece con él  en la embajada de España en París, y comparte con él el desánimo al pensar que todo había terminado.


El día 25 de febrero de 1939, después de que Manuel Azaña se niegue a volver a la zona centro, por petición de Juan Negrín López, el general Hernández Sarabia sube a un tren con el presidente y su cuñado, Cipriano Rivas Cherif, abandonando París con destino a Montauban, donde acompañará a Manuel Azaña en sus últimos días de vida. Más tarde se traslada a México, donde se establece definitivamente hasta su fallecimiento acaecido el día 3 de mayo de 1962, a la edad de 82 años.


A título particular, digo que, el general Juan Hernández Sarabia, por los distintos historiadores que he leído y han dicho de él, fue un militar íntegro, honrado, leal y fiel cumplidor de sus preceptos militares para con República Española, sin embargo, por la amistad que le unía a Manuel Azaña, no vio o no quiso ver que Azaña, no era el hombre que necesitaba la República Española en guerra.

por Fco. Javier Mingorance Morcillo, miembro del Núcleo del PCA en Almerí

Categorías: Memoria Democrática

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