Siguiendo la estela de los y las camaradas que han dejado el pabellón de nuestra historia en el Partido Comunista de España muy alto. Para mí, hoy, es un gran honor escribir sobre la camarada Constancia de la Mora Maura, pocas veces en las circunstancias que le tocó vivir hubiera podido destacar por el papel reservado en aquella época a la mujer, que mejor ni recordar. No es que hoy le vaya muy bien a la mujer y todo sea un camino de rosas, han cambiado algunas cosas, sin embargo, otras quedan por saltar y equiparar para tanto mujeres como hombres estemos considerados y equiparados al mismo nivel en la sociedad que hoy en pleno siglo XXI se estila.
SUS PRIMERAS VIVENCIAS.
La camarada Constancia nace en el seno de una familia de la alta burguesía, concretamente en Madrid en 1906, es una de las hijas de Antonio Maura y Montaner, cinco veces Presidente del Consejo de Ministros con el ciudadano Alfonso XIII.
Culta y políglota, pronto comienza su militancia en el PCE.
La responsabilidad de la organización y el control de la Oficina Extranjera del Gobierno de la República, recae en esta extraordinaria mujer en noviembre de 1937, concretamente el cargo que ocupa es el de: Directora de Relaciones con la Prensa Extranjera de la República Española, la función que desempeñará será la de convencer, sin demasiado éxito, a las democracias occidentales de la injusticia que cometían con sus políticas de no intervención y denunciar el continuo apoyo que prestaba Alemania e Italia al criminal de guerra y genocida, Franco.
Esta vital y estratégica labor la inicia la camarada Constancia con tan sólo 30 años, es de manifestar aquí, que, hasta ese momento había vivido una transformación personal, acompañada íntimamente a los cambios sociales y políticos, que la llevan a situarse en el polo opuesto de lo que se esperaba de una mujer de su tiempo y de sus circunstancias, como antes apunté en el encabezamiento de esta pequeña biografía.
Como se puede esperar, se educa en los mejores colegios españoles y extranjeros con una meta clara, convertirse en la esposa de algún miembro de su clase social. Son años de estrictas convenciones sociales en los que la camarada Constancia comienza a desarrollar una incipiente conciencia social, y así, recuerda en sus memorias, tituladas: Doble esplendor la visita de una amiga inglesa, a la que había invitado a la finca familiar en Segovia, y su encuentro con unos campesinos: “Traté de explicar a Ramón y a Higinia que Ann no comprendía nuestra lengua porque venía de un país extranjero en donde se hablaba de distinta manera, pero esto ellos no lo podían comprender. ¿Que no entendía lo que decíamos? Entonces es que la pobra señorita era sorda. Ramón e Higinia hablaban a gritos, tratando de hacer comprender a mi amiga inglesa ….. Yo sentí de repente una vergüenza terrible. Hasta entonces no había comprendido la profunda y trágica ignorancia de los campesinos analfabetos que labraban las tierras de mi padre. Y sentí vergüenza, no por ellos, sino por mi familia, por mí misma, pues, sin saber todavía por qué, comprendí que nosotros éramos en gran parte responsables”.
Veranea en Zarauz (Guipúzcoa), y con sus años transcurridos en Cambridge comienza a perfilar la visión crítica de la camarada Constancia sobre todo lo que le rodea y si a esto se le suma su matrimonio con un despreocupado y ocioso burgués de Málaga, que le hace profundamente infeliz. (El marido es curiosamente el hermano del gacetillero ultra-derechista Luis Bolín, quien será encargado de la oficina de prensa extranjera de los golpistas, y que sin estar nunca en el frente se inventó todo lo que escribía y dirigía a la prensa española y la extranjera sobre los frentes de la guerra).
Enfrentándose a su mundo y con un poder notarial que le asegura la tutela de su hija Luli, la camarada Constancia le abandona, en sus memorias recoge: “Llegué a Madrid en marzo de 1931 para empezar una nueva vida, y me di cuenta de que España entera se disponía a hacer algo muy parecido”.
Su ruptura con el pasado coincide políticamente con la proclamación de la Segunda República, nuestra camarada se convierte en una mujer trabajadora e independiente y con el apoyo de algunas amistades, entre ellas la gran Zenobia Camprubí, esposa del gran poeta Juan Ramón Jiménez en cuya tienda de artesanía de Madrid trabaja durante un tiempo, con la apertura política de la república le permite convertirse en una de las primeras mujeres españolas que se beneficia de la Ley del Divorcio, aprobada el 25 de febrero de 1932.
Contrae matrimonio de nuevo con el camarada Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro, jefe de la Aviación republicana durante la guerra civil y compañero de lucha, con él viaja a Roma, donde el camarada Ignacio ocupa el cargo de agregado aeronáutico en la embajada española y allí conoce a Rafael Alberti y a su esposa . A su regreso a Madrid les sorprende la sublevación de los militares golpistas de julio de 1936.
LA GUERRA CIVIL.
Como era de esperar al inicio de la guerra civil, la camarada Constancia se sitúa al servicio de la República en la evacuación de los niños procedentes de asilos hacia el Levante y su propia hija es evacuada a Rusia.
Zenobia Camprubí y Constancia de la Mora en una imagen de los años treinta. Foto: Archivo
Su contribución a la causa republicana resultará mucho más útil en la Oficina de Prensa Extranjera, dirigida por Luis Rubio Hidalgo y comienza a trabajar como censora. Un compañero le explicará cual será su función: “Tendrá usted que emplear su mejor criterio …., le entrega su copia. Lo primero es leerla para asegurarse de que está escrita claramente en el idioma que sea y sin palabras que puedan tener doble sentido; en fin, que lo que está usted leyendo no tiene clave. Después …, si el despacho trata de noticias corrientes o de carácter político, enterarse de si la noticia ha sido confirmada o es un mero rumor, en cuyo caso no deberá usted cursarlo, pues cuando se autoriza que un rumor pase por la censura del Gobierno es lo mismo que darle confirmación oficial”.
Meses más tarde, en noviembre, el Gobierno se traslada a Barcelona y con él marcha la oficina de prensa. Entonces, el responsable, Luis Rubio Hidalgo, es enviado a la Agencia España, Oficina de Prensa Republicana en el extranjero, situada en París, y la camarada Constancia de la Mora le sustituye.
Su trabajo le permitirá conocer a escritores y periodistas de todo el mundo a los que facilita los medios materiales necesarios durante su estancia en España. En sus memorias criticará duramente a los que llama “buscones de sensaciones … me parecía monstruoso que algunas personas distrajesen el aburrimiento de sus vidas cómo moría nuestro pueblo”. Nos cuenta la camarada Constancia de la Mora el torrente de visitas que acoge España durante la Guerra: “Políticos en busca de una plataforma para conseguir los votos de sus compatriotas que creían así reparar las injusticia de sus gobiernos con el pueblo español y políticos que arribaron sin comprender nada y regresaron a sus países dispuestos a defender la causa de nuestro pueblo; poetas y escritores que vinieron a inspirarse y a escribir la verdad, y otros que nos visitaron porque … se puso de moda”.
SU VIDA FUERA DE ESPAÑA.
Recién llegada a los EE UU, en marzo de 1939, sigue en busca de ayuda para la causa republicana y decide comenzar a escribir su autobiografía en inglés, convirtiéndose en uno de los primeros testimonios de primera mano sobre la guerra civil, una obra elogiada en su momento por Hemingway y revisada más tarde por su primo, el escritor y ex militante, primero comunista y después ex militante socialista, Jorge Semprún, sobre la que opina que “adolece de esa mezcla de buena conciencia y de mala fe en que consiste la ceguera habitual del militante comunista de aquellos tristes y ardorosos años”, como si el Semprún éste se creyera el arrogarse la verdad del análisis de las obras y los libros escritos por los camaradas comunistas sobre sus vivencias en la guerra civil.
Nuestra camarada Constancia de la Mora y Maura, desde Nueva York sigue ayudando a los españoles que han tenido que refugiarse en los campos de concentración franceses y no pierde su ánimo combativo. “La guerra en España no era una contienda civil, ni un conflicto de ideologías, sino la invasión de una nación pacífica y que quería ser independiente y democrática, con la connivencia de los Gobiernos reaccionarios de Francis e Inglaterra”, escribirá.
Nuestra camarada Constancia de la Mora Maura muere en 1950 a la edad muy temprana de 44 años, en Guatemala.
El Ayuntamiento de San Juan, localidad de Alicante, en conmemoración a la labor que realizó durante la guerra civil en la evacuación de los niños para protegerles de los bombardeos, dio nombre a una calle de nuestra camarada. Esta iniciativa se aprobó por pleno del 3 de abril de 2004.
EPÍLOGO.
Otra mujer que pasa por la historia de puntillas, cabría preguntarse ¿por qué?, no debiera haber sido así, por el puesto tan sumamente importante que desempeñó de Directora de relaciones con la prensa extranjera de la República Española y por los vínculos de amistades que frecuentó y el protagonismo que adquirió, el trabajo desarrollado, la abnegación en su trabajo y la lucha diaria por la libertad hasta la llegada de su muerte en tan temprana edad. Homenaje éste que al ir dirigido a ella, se dirige también, a tantas y tantas mujeres y camaradas del Partido Comunista de España que han trabajado y trabajan a diario y al unísono con los camaradas.
Llegado a este punto, reivindico y exijo el papel de la mujer en la sociedad del siglo XXI, como protagonista fundamental en el desarrollo de la sociedad a nivel mundial.
por Fco. Javier Mingorance Morcillo, Secretario de la Memoria Histórica de la Agrupación local de Almería del PCA.