“Bribón”: del diccionario a la corona

16 de Abril de 2025

La Real Academia Española define la palabra bribón como:

“Pícaro, bellaco. Persona que vive de engaños y estafas.”

Una definición precisa, rotunda. Y, sin embargo, no deja de ser curioso —o profundamente simbólico— que Bribón fuera también el nombre elegido por el rey emérito Juan Carlos I para bautizar su famosa embarcación.

Durante décadas, el Bribón surcó las aguas con el monarca a bordo, rodeado de empresarios, políticos y amigos de fortuna fácil. El nombre parecía, en su momento, una simple travesura aristocrática, un guiño entre campechanos. Pero con el tiempo —y la verdad desbordando los diques del silencio— hemos descubierto que el apodo le venía como anillo al dedo. Porque sí: el rey emérito fue, en el sentido más crudo de la palabra, un bribón.

Hoy sabemos que el monarca que juró lealtad a la Constitución tejía en paralelo una red de comisiones ilegales, fundaciones opacas, cuentas en Suiza, maletines saudíes y amistades peligrosas. Que ocultaba su fortuna mientras hablaba de sacrificios. Y que, llegado el escándalo, huyó cobardemente a Abu Dabi, protegido por aquellos mismos regímenes autoritarios que tanto le habían enriquecido.

Ese rey, al que nunca elegimos, representa la cara más cínica de una monarquía impuesta por la dictadura franquista. Una institución anacrónica que ha servido más para blindar privilegios que para garantizar derechos.

Por eso, frente al Bribón y todo lo que simboliza, es urgente reivindicar la República como forma de gobierno moderna, democrática y limpia, fundada en valores que no necesitan esconderse en nombres ambiguos ni tras inviolabilidades absurdas.

 • Libertad, frente a la sumisión a símbolos y figuras que no se eligen en las urnas.

 • Igualdad, frente a un sistema de herencia y privilegios que desprecia la meritocracia.

 • Fraternidad, frente a la corrupción estructural y el silencio cómplice de instituciones que han protegido al monarca, no al pueblo.

La República no es una reliquia ni una provocación. Es la aspiración de quienes creemos que la democracia no puede ser incompleta. Que el jefe del Estado debe rendir cuentas. Y que no puede seguir siendo un bribón con corona.

Hoy, más que nunca, frente a la corrupción, frente a la huida, frente a la impunidad, alzamos la voz. Por justicia. Por dignidad. Por una España donde el poder sea de todos y no de unos pocos por derecho de sangre.

Porque ya basta de aplaudir a los bribones.

Porque ha llegado el momento de levantar la mirada… y la bandera de la República.

Por Fidel Romero.

Categorías: República

Comparte: