Artículo de Opinión
Aldara Rincón Heredia
Secretaria Área Feminista
PCA Cádiz
En medio de una tormenta política y social que ha sacudido estos días el espacio político de la izquierda, las feministas nos encontramos en un cruce de caminos inevitable. El machismo y el patriarcado, lejos de ser exclusivos de ciertos sectores ideológicos, han hecho una aparición desvergonzada en el seno de un partido de izquierda. Esta noticia no nos sorprende, pero sí moviliza a quienes llevamos años denunciando que el machismo no es una cuestión de colores políticos, sino una estructura que atraviesa todos los espacios.
Mientras la derecha y la ultraderecha aprovechan la ocasión para lanzar dardos envenenados al movimiento feminista, sus vísceras contra las conquistas de las mujeres no hacen más que recordarnos que para ellos cualquier oportunidad es válida para desacreditarnos. Sus discursos, siempre previsibles, se han dejado ver una vez más: “¿Qué dirán ahora las feministas?”, “¿Saldrán a protestar contra sus propios aliados?”. En ese torrente de opiniones más o menos necesarias, se nos cuestiona y criminaliza una vez más.
Sin embargo, lo verdaderamente incoherente sería creer que el machismo no pudiera instalarse en un partido de izquierda. La lacra patriarcal no tiene fronteras ideológicas, y nosotras, feministas organizadas, lo sabemos bien. El machismo, como estructura de poder, no discrimina en función de ideologías, y esto es algo que hemos señalado de manera incansable. No podemos permitir que la sociedad siga cayendo en el engaño de que hay espacios “puros” exentos de estas dinámicas opresivas. La lucha feminista se libra en todos los frentes.
Lo que no nos van a encontrar es con los brazos cruzados. La izquierda del machismo es donde siempre hemos estado, listas para desmontarlo, venga de donde venga. No consentimos ni consentiremos que la violencia machista se perpetúe en nuestros espacios, y mucho menos entre quienes se autodenominan aliados, por eso toca seguir revisándose cada día. Seguimos organizadas, y nuestra respuesta es clara: proteger siempre a las víctimas, señalar a los agresores y no permitir que la impunidad se cuele en nuestras filas.
Porque, como decimos siempre, si tocan a una, respondemos todas.