Querido Paco:
Ayer recibimos la noticia de que tus ojos se habían cerrado, esos ojos que fueron capaces de captar tanta luz y tantas sombras se daban un descanso.
Tú, como nadie; fuiste capaz de plasmar los surcos que en las mujeres y los hombres de campo andaluz iban dejando tantas horas de sol, tantos siglos de explotación. Tus grabados eran duros, como no podían serlo de otra forma; tu pincel se tornó puño que se izaba contra la injusticia; eran un quejío negro como un martinete…
Durante estos años permaneciste pegado a esa tierra que ahora te acogerá, suavizaste los trazos, pero siempre pegado a ella y a los hombres y mujeres que la hacían florecer. En nuestros ojos, en nuestra memoria colectiva, quedarán sus luces y sus sombras… En nuestro recuerdo tu palabra. En nuestro sueño, nuestro compromiso por hacer realidad unos trazos que pinten un amanecer más justo para todas y todos.
Comité Central del PCA